Publicado octubre 04 2018, 7:25 p. m.
Cuando se aproxima la fecha del examen que tanto nos asusta, no es raro que algunas sensaciones como el estrés o la ansiedad se apoderen de nuestra mente.
Para evitar que los nervios generados por el miedo al examen te traicionen en el momento en que debes plasmar tus conocimientos, toma buena nota de los cinco trucos y estrategias psicológicas que te ofrecemos a continuación.
Ha llegado el gran día en que debes realizar ese examen tan importante por el que te has estado preparando tanto. Después de semanas o incluso meses de intenso estudio, hoy es el día en que debes reflejar todo lo que has aprendido y lograr el objetivo de aprobar. Sin embargo, para muchas personas este momento de estrés puede tornarse en una pesadilla: se quedan en blanco, les tiembla el pulso, empiezan a sudar, se olvidan de las respuestas… y todo el esfuerzo puede irse al traste.
El estrés psicológico es normal en estos momentos, pero puede llegar a jugar en nuestra contra si no aprendemos a gestionarlo. Si durante un examen estamos demasiado alterados, no seremos capaces de razonar y recordar datos con la misma precisión que cuando estamos serenos y calmados. Para evitar estas situaciones de nervios antes de un examen (o para por lo menos aprender a controlar estas situaciones), hoy vamos a conocer cinco trucos para llegar psicológicamente preparados a la prueba.
El día anterior a la prueba, lo ideal es no abrir ningún libro. No debes estudiar: simplemente dedícate a otras actividades que permitan que tu mente se relaje. Intentar estudiar el día antes del examen puede conducirte a aumentar la tensión que sientes, y tu cerebro no está preparado para empaparse de conocimiento bajo esas circunstancias.
En cuanto a los minutos antes de la prueba, el consejo va por la misma línea: aunque es frecuente que veas a todos los estudiantes repasando a última hora sus notas y apuntes mientras esperan que se inicie formalmente la prueba, muchos de ellos no son conscientes que esto solo les reporta un estado de ansiedad mayor.
Además, es altamente probable que no puedas aprender nada nuevo en esos cinco o diez minutos de repaso: piensa que tu preparación ha de haber empezado semanas y hasta meses atrás, y todos los conocimientos e información que has ido adquiriendo están bien consolidados en tu cerebro.
No te olvides de la importancia de ser puntual, y más en este día de examen. Si llegas al centro temprano, tendrás un tiempo extra para preparar tus herramientas, y en caso de que surja algún imprevisto tendrás margen de maniobra y podrás solventarlo. En caso de que llegues tarde al centro, tu sensación de nervios aumentará, desde el momento en que sales estresado de casa viendo que vas con el tiempo justo, pasando por el instante en que llegues al centro con prisas: esto repercutirá negativamente en tu estado mental durante el examen. Además, ten en cuenta que en la mayoría de facultades e instituciones donde vas a examinarte, llegar tarde a la prueba puede ser motivo suficiente para que te suspendan directamente.
Por tanto, calcula bien los tiempos (piensa que puede haber imprevistos de todo tipo) y así podrás organizarte mejor para llegar al centro con un margen de tiempo suficiente que te permita estar tranquilo.
Durante la espera previa al examen, hay dos tipos de personas: las que se recluyen en sí mismas para meditar o repasar sumariamente algunos apuntes, y las que empiezan a preguntar a los demás y a mostrarse inusualmente comunicativas. Aquí debes hacer una autorreflexión y decidir cuál es la estrategia que es mejor para ti.
Si por ejemplo eres una persona un pelín obsesiva y tiendes a ponerte nervioso antes de un examen porque tus pensamientos te secuestran, quizá te convenga entablar algunas conversaciones cordiales con otros alumnos en torno al examen que estáis a punto de hacer: eso puede ayudarte a quitarte los nervios de encima y entrar al aula con la mente más despejada. Por el contrario, si has notado que empezar a hablar con los demás alumnos antes del examen te sumerge en un mayor grado de tensión (no es infrecuente que habléis sobre temas que van a salir en el examen, e igual te da la sensación de que vas menos preparado de lo que creías), plantéate tomar la estrategia contraria y recluirte más en ti mismo/a, intentando focalizar tu mente en un estado óptimo. Lo ideal es que, sigas una u otra estrategia, trates de estar tranquilo y huyas de las fuentes de estrés.
Después de entregar el examen terminado, notarás una sensación de relajación y alivio: la suerte está echada. Si piensas en algo satisfactorio para hacer cuando hayas salido del centro, tu cerebro relativizará la importancia del examen y esto te ayudará a que tus nervios se disipen. De este modo, te será más sencillo responder las preguntas de la prueba más tranquilamente y la ansiedad no te bloqueará.
Para todas las facetas tu vida en general y para preparar exámenes en particular, es esencial que pienses en positivo. Si te enfocas hacia el logro y trabajas lo necesario para aprobar ese examen al que tanto temes, estarás cimentando tus posibilidades de éxito. La mente tiene un gran poder en la consecución de nuestros objetivos. Confía en tus opciones, estudia lo necesario y así llegarás al examen mucho más calmado y enfocado hacia el éxito.
Si sigues estos cinco trucos, estoy seguro que tus exámenes serán un éxito total. ¡Mucha suerte!
Psicólogo educativo en Barcelona
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